martes, 24 de junio de 2008

En un rincón


María llevaba varios días con el estado de ánimos por los suelos. En uno de estos días decidió entrar la troje. Allí, entre una máquina de coser a pedales y un armario lleno de abrigos viejos vio algo extraño.

Esta cosa que María veía era pequeña pequeña, irreconocible, casi imperceptible.

Desde entonces María subía cada día, a ver si descubría que era aquella cosa.

Pasados el par de días María iba a la troje con ánimos de saber de que se trataba.

A la semana aquello engordó y era algo más grande.

Pasadas dos semanas ya se veía bien, aunque María seguía sin saber de que se trataba. Pero ella dedicaba su tiempo a observar aquello, le hablaba durante horas, convirtiéndose en su confidente, ahí en ese rinconcito.

Al mes de encontrarlo se dio cuenta de que aquello era la esperanza, la había encontrado, y no solo eso, sino que la hizo crecer, hasta conseguir una hermosa sonrisa en su rostro.

Y es que lo que dicen es verdad, es lo último que se pierde. A veces simplemente no la queremos reconocer, pero ahí está, esperando a ser valorada.

sábado, 21 de junio de 2008

Un pez que no tenía nombre.

Había una vez un pez que se le olvidó nadar.

Se dejó llevar por la corriente, río abajo.

Un día llegó al mar, y todo era desconocido.

Se desorientó y no supo cómo respirar.

Poco a poco dejó de luchar por vivir.

Murió sin que nadie lo echara de menos, no supo disfrutar de su vida, ni siquiera supo sobrevivir.

jueves, 12 de junio de 2008

Definirse es dificil


Dicen de mí que cabeza loca soy.¿Dicen la verdad? Apenas acierto a contestar, pues apenas me conozco. Mi madre me suele decir:" puedes gustar o no, pero desapercibida no pasas, siempre llamas la atención". Creo que mi madre está en lo cierto. Gustaré o no, pero siempre se me recordará por extravagante, hippie, provocadora... o simplemente por mi risa. Mi risa, es una piedra de toque en mí, tanto en persona como en personalidad y quien no la ha escuchado no sabe de lo que hablo.
Amante de la vida, fugitiva de las fobias, soñadora de día, despierta en el dormitorio, luchadora de los sueños perdidos, Peter Pan en un mundo de Adultos, jinete de la urbe, cosmopolita en mi pueblo. Incomprendida por algunos, admirada por otros. Amada por unos cuantos y queriendo ser leída por todos.







La foto es la que más me gusta de las que tengo, aunque quede to folklórica.

lunes, 9 de junio de 2008

Palabras por decir


Mamá se empeñaba en que no olvidara la bufanda en el perchero. Cada mañana le repetía lo mismo: "Jorge coge la bufanda, que te vas a enfriar" No era lo que decía, sino lo que callaba. En esa frase también se decía "cuidate, no riñas con los niños, portate bien, no hables mal al profesor, no te preocupes que te espero en casa". Para Jorge todas esas palabras sin pronunciar eran más importantes que las dichas. Por eso él no decía nada, se limitaba a liarse torpemente la bufanda. Pero en este juego de brazos alrededor de la cabeza se decía: "Mamá me portaré bien, intentaré no causar más problemas, seré educado, y espero verte a la vuelta".

Se trataba de un diálogo donde las palabras se limitaban a gestos y miradas donde todo tenía lugar, incluso esas cosas para las que el diccionario no ha otorgado unas letras y un sonido.

Jorge volvió cada mediodía, donde Mamá le esperaba con la mesa puesta.

Siempre fue así, y cuando llegaba la primavera Mamá compró una gorra roja, y cada mañana le decía: "Jorge coge la gorra, que con este sol te dolerá la cabeza", pero las palabras que no salían de su boca eran las mismas. Y él, docilmente se colocaba la gorra, con las mismas palabras de siempre, esas que se guardaba.

Cuando llegaron las vacaciones Jorge no tenía porque marcharse cada mañana. Tras una semana de desayunos silenciosos el niño habló: "Mamá, ¿porque callamos más de lo que decimos?". Mamá se quedó un momento pensando y respondió:" Porque cuando hay complicidad con una mirada o un gesto basta, las palabras estorban". Jorge miró a Mamá a los ojos, y sin abrir la boca dijo: "Gracias por quererme"

miércoles, 4 de junio de 2008

Sentimientos

Sentir que la vida se me escapa entre suspiros. Que un soplo de aire lleva más vida que yo. Que la sonrisa de un niño guarda mil secretos que él no conoce aún.
Sentir que nada merece la pena. Que las lágrimas no son más que agua, y que van al mar para morir. Que el eco de una risa suena burlesco.
Sentir, poco a poco, que el amor es un montaje social. Que solo existe en la sonrisa de los duendes. Que es un tren sin estación.
Sentir que las oportunidades las cogen otros. Sentir la vergüenza ajena por el seguimiento a un ídolo social. Que las cosas que importan son detalles imperceptibles.


Sentir que yo soy la vida, que los suspiros me mueven con el viento, que los secretos de ese niño estan guardados en mi alma.
Sentir que nada no existe, y que la pena es parte de esa nada. Que las lágrimas me transportan al mar cada vez que lloro, y que esa risa es mi risa, me rio de la sociedad.
Sentir que el amor es un montaje del cual yo tengo las claves, que esa sonrisa de duende está dedicada a mí, y quien conduce el tren soy yo.
Sentir que las oportunidades se las ofrezco a otros. Que la vergüenza la dejé en el vientre de mi madre. Y que los detalles son perceptibles a mis ojos.


¿Cómo puede ser que en un momento me sienta nada, y a los dos minutos todo?