lunes, 2 de febrero de 2009



Clara vivía tan aferrada a sus amores de una noche que no veía lo obvio delante de ella. Clara estaba cansada de sí misma, arrastrando un pasado que cada vez pesaba más. Es por eso que tuvo que hacer un alto en el camino para descansar.
El agua le dijo que mirase a su alrededor, que abriera los ojos. Ella pensó que el agua podía tener razón, aún así prefirió esperar.
El agua siempre había sido amiga y siempre la había ayudado cuando las cosas se ponían feas. Es por eso que se quedó pensando sobre su pasado y ese lastre que arrastraba.
En su bolsillo llevaba una petaca llena de tequila, desde hacía dos meses esa petaca estaba ahí, sin pedir nada, pero ofreciendolo todo.
Pensó en sus miedos, pensó en los miedos del tequila, pensó en su pasado y lo poco que le estaba empezando a importar.
Se levantó y comenzó a caminar dejando atras el lastre llevando consigo el apoyo del agua y la petaca de tequila. Cuando estaba lejos y su pasado empezó a ser carne de buitre abrió la petaca y dio un largo trago.
Se embriagó, los botones obedecieron, la nieve coronó un amanecer y las melenas se enredaron.
Ahora, sólo disfruta del presente, que el pasado fue escabroso y el futuro es incierto

1 comentario:

Víctor dijo...

TE ADORO MIL, honey. Gracias.

Y en respuesta, ahí le envio de vuelta su paloma mensajera:

http://www.fotolog.com/vjabato/22639408